Despacio, Alberto fué quitándole una a una las prendas. Una hilera de luces tenues color ámbar iluminaba el lugar, ahora oculto a las miradas de la gente, mientras aquella silueta iba quedando despojada de sus ropas. Sus manos, diligentes, desabrochaban con cuidado los botones de la blusa uno a uno hasta dejar a la vista aquella piel de tono perfecto. Cuando hubo terminado con la última prenda, retrocedió unos pasos y contempló en silencio el resultado. Cerró los ojos y barajó la infinidad de posibilidades que ahora se mostraban frente a él, sin saber por dónde comenzar. Finalmente abrió los ojos, suspiró y, sonriendo, avanzó hacia ella... -¡Alberto, carajo! Si no terminas de una vez de vestir a ese maldito maniquí te voy a dejar encerrado en la tienda y a ver quién te saca.
Comentarios
cielos... espero que estes bien.
Pero, en el recuerdo dura eternidades.
Yo tmb a menudo me pregunto... ¿porqué?
La luna estaba en su sitio,
afuera el frío,
y tu conmigo...
¿Porqué?...
(Aún no encuentro respuesta,
puede que un día mientras mis ojos permanezcan cerrados lo suficiente,
y mi corazón lleve un compás armonioso
la encuentre convertida en la forma de un sueño)
Te Quiero Jean!
Besos de caramelo.
Gracias x tu amistad, eres una de mis mayores razones x las que camino en el sendero de la vida.
Y me sigues debiendo una visita ehhh, esa no la olvido.
=)