De vez en cuando, desde algún rincón oscuro de la memoria, nos asalta una idea, un dejo de otros tiempos que nos recuerda, así sea por apenas un segundo, lo que fuimos. Y entonces, como movidos por un impulso leve, casi apenas perceptible, nos inclinamos a recoger ese trozo de memoria en sepia en el que un rostro, un gesto, o un lugar nos transporta a otro tiempo, a otro yo que fue sin dejar de ser del todo. He aquí mis letras desteñidas por casi cinco años. Lejos de borrarlas, he decidido mantenerlas y aumentarlas para mí (quien sabe con qué fin). Si acaso las lees, ya elegirás qué hacer con ellas...
Comentarios
Cómo es que el tiempo se me escurre y no tengo tiempo de nada, nada. Extraño dormir, pasear, comer y sentarme en un café...
Dicen que siempre vendrán tiempos mejores. A ver si es cierto, pues.
Atte.
La Aprendiz de Bruja
[Tengo ganas de un helado]