
Un autor algo ignorado por la mayoría, el francés Georges Seurat (1859-1891) es uno de numerosos autores que comenzaron su carrera artística siguiendo los cánones clacisistas impuestos por maestros pintores como Eugène Delacroix. Sin embargo, luego de acudir en 1879 a la cuarta exposición colectiva Impresionista, su visión de la pintura cambió radicalmente. En noviembre del mismo año se vio obligado a comenzar su servicio militar, pero durante su tiempo libre se dedica de lleno a perfeccionar su técnica y a elaborar una serie de teorías del color y la visión. Fruto de este trabajo es un impresionismo con un sello indiscutiblemente Seuratiano, como el que se aprecia en este cuadro. Como dato curioso, la imagen que aparece en la pared a la izquierda de la modelo del centro es fragmento fiel de otra obra suya, una pintura anterior titulada La Grande Jatte.
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