
Gustav Klimt, El Beso, 1907
Una de las obras más representativas de Klimt y del Art Noveau vienés, "El Beso" ha sido desde su creación uno de los símbolos del amor con más fuerza en la historia del arte pictórico. La sutileza del momento contrasta con lo llamativo de la indumentaria de los personajes. La mujer se entrega completamente ante el beso tierno, aunque decidido, de su amante. De éste último no podemos apreciar el rostro, pero la inclinación de su cabeza nos da la sensación de un arrobamiento total en preparación para el beso que está a punto de ocurrir. Es de notar también la manera en que sostiene con fragilidad el rostro de la mujer, quien parece casi como en una especie de rapto extático. Es como si Klimt hubiese querido congelar intencionalmente el momento justo antes de que tenga lugar el beso, logrando así un impacto mayor en el espectador. Se trata, a mi parecer, de una obra formidable.
Hasta la próxima.
-Jean P.
Hasta la próxima.
-Jean P.
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TVB.
-Jean